El Kirchnerismo, como expresión
política del siglo XXI, ha transformado de manera concreta y contundente la
vida cotidiana de los argentinos. No voy a enumerar aquí los logros sociales,
económicos, políticos, de relaciones exteriores y de derechos humanos a riesgo de disminuir o
aumentar aquello sobre lo cuál no voy a extenderme. Me voy a detener en un solo
logro simbólico, de alto poder explicativo cuyos alcances, aún no han sido puestos de
relieve en toda su dimensión. Una de las secuelas simbólicas de la década de
los ’90 fue el vaciamiento de la palabra “gorila”. El gorila, como calificativo,
dejó de ser de uso corriente para convertirse poco más que un significante
vacío: algo así como un residuo de otras épocas, solo reservado para un grupo
de memoriosos. Corrido el eje de la discusión salarial y el desguace de lo que
quedaba del estado de bienestar, los trabajadores en retirada y franca actitud
defensiva con las leyes de flexibilización perdían derechos de manera progresiva
y sus posibilidades de mejora eran escasas o nulas, mientras que millones eran
expulsados del mercado de trabajo.
En la segunda década infame, Menem
prometía una “revolución productiva” y se abrazaba con el almirante Isaac
Rojas, a la par que el “gorilaje” anidaba en actos y expresiones del propio
Justicialismo: ganaban las primeras plateas los Alsogaray, la Fortabat, y la Sociedad
Rural. El eje discursivo no dejaba espacio para gorilas y no gorilas: eran los
que estaban incluídos (los pocos) y los que estaban excluídos (los millones). Ese
vaciamiento de sentido de la dicotomía pueblo y antipueblo volvió a aparecer en
escena de la mano de Nestor Kirchner y luego con Cristina Fernandez de
Kirchner. El “gorila” como expresión vulgar y corriente reaparece, porque se
vuelve a poner en escena a las políticas que caracterizaron su emergencia, y acerca
de las cuales la oligarquía renegó desde el surgimiento mismo del justicialismo:
leyes laborales, política de desendeudamiento, la patria grande, los derechos
humanos, la regulación de los mercados, el interés general por sobre los
intereses corporativos. En síntesis, las banderas históricas. Mientras tanto,
la juventud emerge como protagonista de este nuevo giro copernicano en torno a
los ejes ideológico-políticos que caracterizaron al PERONISMO de la primera y
segunda presidencia del Gral.Perón.
LA CAMPORA, como expresión Juvenil
,levanta los estandartes del peronismo, y tiene muy en claro quienes son los
enemigos del modelo: son estos personeros del país oligarca, del país exclusivo
los que los atacan porque volvieron a estar en el candelero desde el lenguaje,
en las consignas, en los actos y en los repudios. Volvieron los gorilas y
atacan a la juventud. Por eso reavivan la llama del enfrentamiento setentista,
único camino (imaginan) para el desprestigio. Pero los pibes, cómo bien señalan
los artículos injuriosos no matan. Tampoco tienen eco las voces antisemitas, o
las fantasmagorías macartistas.
Atacar a la Cámpora es en el
imaginario Gorila, atacar el núcleo de
la continuidad del modelo nacional y popular desde el plano ideológico. De
paso, es tratar de volver a correr el eje y hacerse los distraídos. La
distracción consiste en que cierta parte de la burguesía cipaya vernácula en
lugar de palanca de impulsión del modelo, representa verdaderos palos en la
rueda…
Deben ser los gorilas deben ser…
Saludos
Cuando lei el titulo, por apurado, pense que era "Porque atacan los gorilas de La Campora".
Pero habia leido mal.
Si me repase todo el post, y me quedo con uno de los ultimos parrafos:
"Atacar a la Cámpora es en el imaginario Gorila, atacar el núcleo de la continuidad del modelo nacional y popular desde el plano ideológico."
Personalmente me cae muy mal Alberto Fernandez, pero dijo lo que muchos pensamos,conseguir una gerencia o puesto para despues empezar a "militar " es realmente lo que se afirma aqui,la continuidad del modelo nacional desde el plano ideologico.
Saludos!
La verdad no entendí bien tu comentario, pero lo que intento decir es que los pibes de la CAMPORA la tienen CLARA, y eso es lo que les molesta a los gorilas!!!
Quisiera preguntar algo que no me queda claro despues de leer la entrada; mi pregunta es, entonces criticar a la campora es ser gorila? o sea que si no me gusta el proceder de la campora automaticamente soy gorila?, no creo no? suena muy basico..Por que descalificar diciendo gorila a todo aquel que no este de acuerdo con algo es como minimo de intolerante, autoritario, mejor dicho de gorila, y seria una contradicción en si mismo, no?
Si me aclaran me dejan más tranquilo.
Saludos
La crítica es siempre bienvenida, el artículo está referido a los ataques, la descalificación de la juventud, la crítica sin argumentos que lamentablemente es moneda corriente. Por supuesto que hay otras corrientes populares. Pero no hay un planteo binario desde o cámpora o gorila, sino un análisis de los ataques gorilas, que es muy distinto. Saludos
soy Kirchnerista.pero la campora es una verdadera cagada esta copando todos los sectores estatales, y dejando a gente sin trabajo,lo digo por que lo estoy viviendo.