foto: blog Catanpeist
Toda
argumentación persigue como finalidad la verdad en su conclusión. Hay dos
motivos principales por los cuales las argumentaciones no logran su estatuto de verdad: porque están
compuestos de premisas falsas (mentiras) o porque sus premisas no impliquen lo
que la conclusión está sosteniendo. Sobre esta segunda manera de argumentar es
que recaen muchos de las falacias de los medios hegemónicos y sus escribas más
entusiastas como en el caso que voy a ejemplificar.
Voy a proponer
el estudio de un artículo periodístico que fue publicado en el periódico la
Nación el 09/04/2012 por Mariano Grondona[1]
con el título “¿Es verdad que la
Presidenta aún puede cambiar?
1)
La primera falacia
argumentativa está contenida en el título de la nota. La pregunta “¿Es verdad que la Presidenta aún puede
cambiar? Se trata de una falacia argumentativa conocida como “pregunta
compleja”, ya que la pregunta misma es retórica, no busca de manera genuina una
respuesta. Se logra de manera falaz el propósito buscado ya que la pretendida
respuesta está implícita en la formulación de la interrogación. En este caso se
busca una respuesta negativa.
Seguimos encontrando falacias en cada uno de los párrafos
“Con
el título "La Presidenta aún puede cambiar", Abel Posse publicó el
último miércoles en LA NACION un artículo bienintencionado e inteligente. Es el
suyo un artículo "bienintencionado" porque Posse desea, como tantos
otros argentinos de buena voluntad, que la Presidenta acierte de ahora en
adelante.”
2)
Grondona está diciendo que el
artículo es “bienintencionado porque Posse desea que la presidenta acierte de ahora
en adelante”. Un artículo es bien o mal intencionado más allá de los deseos de
quién los escribe. Es o no es.Y en este caso, no es. La falacia se denomina “ignoratio
elenchi”. No se prueba que sea bienintencionado porque tampoco se
prueban sus deseos. De una premisa se extrae una conclusión diferente.
“Lo suyo es también
"inteligente" porque Posse enumera con precisión las razones
objetivas por las cuales la Presidenta, si las atendiera, aún podría
reencaminar su gobierno en dirección de una gestión exitosa en beneficio del
país y de ella misma, abandonando el electoralismo de corto plazo, la adicción
inflacionaria, la clausura de la economía con la creciente irritación que ella
provoca en nuestros principales socios externos y generando al fin el aliento
de las inversiones para detener la fuga de capitales que nubla nuestro desarrollo
económico.”
3)
La falacia contenida aquí se
denomina “petitio principii” o “petición de principio”. Grondona deduce
que las razones objetivas por las cuales la presidenta podría rencaminar su gobierno
introducidas por Posse son inteligentes porque lo supone verdadero. Es decir,
se deduce que la gestión exitosa es la de abandonar el electoralismo, la adicción
inflacionaria, etc. Es una auténtica petición de principios, un argumento
circular.
“Si entendemos por
"presidentes normales" aquellos jefes de Estado latinoamericanos como
los brasileños Cardoso, Lula o Rousseff, los uruguayos Sanguinetti, Lacalle o
Mujica, los peruanos Alan García u Ollanta Humala y otros comparables de
nuestro continente que han reunido las dos características de gobernar con sentido común , sin distorsiones
ideológicas, y de no pretender además la reelección
indefinida , ¿deberíamos incluir en esta lista de notables conductores
regionales a la presidenta argentina? Dicho de otro modo, ¿no chocan las
"razones objetivas" a las que apela acertadamente Posse, que mueven a
todos los presidentes latinoamericanos excepto esos viajeros al fracaso que son
los "chavistas", con las razones
subjetivas que inspiran a Cristina?”
4)
La falacia discursiva
utilizada aquí es una de las variantes de las más comunes llamada “la falacia
de afirmar el consecuente” o en este caso “negar el consecuente”. Los
presidentes Cardoso, Sanguinetti, Alan García, han gobernado con sentido común,
sin distorsiones ideológicas y sin pretender la relección indefinida y por eso
son normales. Cristina tendría razones
subjetivas que chocan con estos principios de lo que se deduce que Cristina no
es una “presidente normal”
“En ese momento pudo
pensarse que el ex presidente, sin ser él mismo un fanático, apelaba como si lo
hubiera aconsejado Maquiavelo a la energía más intensa que encontró a mano. Hoy
que Néstor ya no está, ¿hay que extender esta conjetura
"maquiavélica" en dirección de su heredera política, o Cristina, al
rodearse ahora casi exclusivamente de los jóvenes camporistas, a quienes trata
como a sus propios hijos junto a Máximo, no está dejando atrás la conjetura
"táctica" que rodeaba a su antecesor para revelar en cambio, ya sin
interferencias que atenúen su poder, su propio sistema de valores.”
5)
La falacia utilizada aquí es
una “falsa dicotomía” o “falsa opción”. Primero se afirma que en un principio
pudo pensarse (de manera condicional) que a Nestor Kirchner lo hubiese
aconsejado Maquiavelo. Nestor ya no está. Ahora está Cristina. ¿Heredó Cristina
ese impetú maquiavélico o ahora tiene su propio sistema de valores?. Las falsas
opciones no se sostienen ni con un camión de perchas.
interesante post, esperemos deje de escribir tantas falacias.